El sacerdote Benigno Moure, conocido por ser el impulsor de la Fundación San Rosendo, falleció esta mañana en Ourense a los 92 años. Moure dedicó gran parte de su vida a labores sociales y de bienestar a través de esta entidad, dejando una profunda huella en la diócesis de Ourense.
La Fundación San Rosendo, de la que fue presidente hasta 2011, confirmó que la capilla ardiente se encuentra en la residencia Santa Marta, en Ourense, y estará abierta al público hasta las 21:00 horas del lunes. El martes 22 de octubre, se reabrirá desde las 10:00 hasta las 16:00 horas. El funeral se celebrará ese mismo día a las 17:00 horas en la Catedral de San Martiño de Ourense, mientras que el entierro se realizará en el Concello de Arnoia, en la más estricta intimidad familiar.
Actualmente, la Fundación cuenta con 73 centros de atención, que incluyen residencias para mayores, apartamentos supervisados, centros de discapacidad y rehabilitación.
Una carrera marcada por la controversia
Nacido en Arnoia, Benigno Moure estudió humanidades y filosofía en el Seminario Diocesano de Ourense y completó su formación en la Universidad Pontificia de Salamanca, donde se licenció en Teología. Su primer cargo pastoral fue en Xinzo de Limia, donde ejerció como coadjutor por designación del obispo de Ourense, Monseñor Ángel Temiño Saiz.
A lo largo de su carrera, Moure recibió numerosos reconocimientos por su destacada labor social. En 1993, la Xunta de Galicia le otorgó la Medalla Castelao por sus servicios a Galicia, y en 1995 fue nombrado Hijo Predilecto del Ayuntamiento de Arnoia, además de recibir la Medalla de Oro del municipio. En 2007, se le concedió la Medalla de Plata de Galicia en reconocimiento a su trabajo a través de la Fundación San Rosendo, dedicada al cuidado de personas mayores y en situación vulnerable.
Sin embargo, su trayectoria no estuvo exenta de polémicas. En 2009, Moure fue condenado a cinco años de prisión por un delito continuado de apropiación indebida, relacionado con la gestión de la herencia de una mujer con discapacidad que estaba bajo el cuidado de uno de los centros de la Fundación. A pesar de la condena, en 2011 se organizó una manifestación para evitar su ingreso en prisión, aunque finalmente cumplió dos meses en la cárcel de Pereiro de Aguiar.