Con miles de personas evacuadas y servicios de transporte y educación paralizados, varias zonas en Cataluña (este) y Andalucía (sur) sufrieron el impacto de nuevas lluvias torrenciales el miércoles. La Agencia Estatal de Meteorología emitió nuevas alertas rojas para las provincias de Tarragona y Málaga el miércoles 13 de noviembre, vigentes hasta el jueves, por ahora.
España vuelve a padecer las inclemencias de la lluvia.
El país europeo enfrenta el paso de una nueva tormenta esta semana, apenas dos semanas después de la DANA que azotó al territorio español, especialmente a la Comunidad Valenciana, donde dejó más de 200 fallecidos y numerosos daños materiales.
Durante el día, la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) mantuvo las alertas rojas para Tarragona (Cataluña) en el este y Málaga (Andalucía) en el sur, señalando que se esperan hasta 180 litros de agua por metro cuadrado en estas áreas.
En paralelo, también se emitieron alertas naranjas para el jueves en el sur de Granada y la costa de Valencia, desde Denia hasta Sagunto, con lluvias de entre 40 y 120 litros/m². También se pronosticaron vientos de hasta 119 km/h y oleaje en Tarragona y Barcelona (Cataluña) y Murcia.
Algunas áreas en la provincia de Valencia, aún afectadas por la DANA del 29 de octubre, se encuentran en alerta roja a partir de las 8:00 p.m. (hora local), mientras continúan los esfuerzos de búsqueda y rescate.
En este sentido, en los municipios más afectados por la tormenta anterior, siguen las labores de limpieza y evaluación de daños, aunque la búsqueda de personas desaparecidas en el mar fue suspendida. Ahora se teme que las nuevas lluvias agraven la situación.
Málaga y Tarragona, las provincias más afectadas por la lluvia
En Málaga, los servicios de emergencia han trasladado a al menos 3,000 personas de viviendas de alto riesgo cerca del río Guadalhorce, al oeste de la ciudad.
Además, todos los servicios de tren en la provincia de Málaga fueron suspendidos, incluyendo el tren de alta velocidad que conecta Madrid con Málaga debido a las lluvias torrenciales.
Gran parte del centro de la capital regional quedó inundado el miércoles, mientras que en el resto de la provincia las carreteras se mantuvieron vacías, los parques cerraron junto con centros deportivos y museos, y se suspendieron las clases en todos los niveles educativos (desde jardines de infancia hasta universidades).
En el barrio malagueño de Campanillas, cerca del río Guadalhorce, trabajadores levantaron una barrera de plástico para intentar contener el agua que las alcantarillas ya no podían absorber.
“La gente está muy preocupada porque hace cinco años el río subió casi un metro sobre el nivel de la calle. Las paredes de la escuela colapsaron. Las casas y sótanos de los vecinos se inundaron… fue un verdadero desastre”, comentó Miguel Espinosa, residente de la zona, a Reuters.
Al respecto, Juanma Moreno, presidente regional de Andalucía y miembro del Partido Popular (PP), expresó que es mejor implementar todas las medidas necesarias para mitigar cualquier tipo de daño.
“Sé que la provincia de Málaga está, en gran medida, paralizada con las medidas adoptadas, pero el objetivo de todos es minimizar el impacto de la tormenta”, afirmó Moreno.
En el noreste del país, la situación también es crítica en la provincia catalana de Tarragona. El sector de movilidad, al igual que en Málaga, es uno de los más afectados. Se registraron largas filas en una de las principales carreteras de la zona debido a retrasos y restricciones, mientras que la suspensión de clases dejó a al menos 128,000 estudiantes sin jornada escolar en 439 centros educativos.
En Ulldecona, el municipio catalán donde más llovió, cayeron 117 litros por metro cuadrado el miércoles, según datos de la agencia meteorológica catalana, Meteocat.
Por su parte, el gobierno regional ha instado a los habitantes a permanecer en casa y, a quienes puedan, a trabajar de manera remota.
En este contexto, Yolanda Díaz, ministra de Trabajo, recordó que los trabajadores no están legalmente obligados a acudir a su lugar de trabajo si las condiciones climáticas comprometen su seguridad.