Durante gran parte de los primeros 45 minutos del partido de octavos de final de la Coppa Italia contra Cagliari, el martes por la noche, la situación de la Juventus se veía, para decirlo de alguna forma… no muy bien. El ataque del equipo, que últimamente ha estado bajo una gran lupa, apenas puso a prueba al portero de Cagliari, Simone Scuffet, con la mayoría de los 12 tiros registrados quedándose lejos de la portería.
Pero entonces llegó el minuto 44. Y también apareció Dusan Vlahovic para demostrar su fortaleza.
Como salido de la nada, Vlahovic, el hombre que salvó un punto para la Juve en el Allianz apenas 72 horas antes, rompió el empate que parecía una barrera inquebrantable para el ataque de los bianconeri.
El gol de Vlahovic justo antes del descanso resultó ser el impulso que la Juventus necesitaba para hacer lo que hemos visto tantas veces en esta etapa de la Coppa Italia: un segundo tiempo demoledor que terminó con una contundente victoria de 4-0 sobre Cagliari. Este triunfo llevó al equipo de Thiago Motta a los cuartos de final, donde ahora enfrentará a Empoli. Tres fichajes de verano de la Juventus —Teun Koopmeiners, Francisco Conceição y Nico González— aseguraron que el desastre vivido contra Cagliari a principios de temporada no se repitiera, eliminando cualquier peligro de sufrir una sorpresa en la Coppa Italia.
Un segundo tiempo sin sobresaltos
Con el desempeño del segundo tiempo, no hubo riesgos de empate ni complicaciones. Ninguna.
Afortunadamente, esto era exactamente lo que todos necesitábamos después de los decepcionantes empates de los últimos fines de semana (y gran parte de la temporada).
Este partido demostró algo que Juventus no ha logrado hacer mucho últimamente, salvo en la victoria contra el Manchester City la semana pasada: no solo buscaron un segundo gol, sino que lograron liquidar el partido contra Cagliari, marcando la diferencia necesaria para evitar cualquier tipo de sorpresa. Después del magistral tiro libre curvado de Koopmeiners que puso el 2-0 al inicio del segundo tiempo, no hubo riesgo de que Cagliari regresara al juego.
Un cambio respecto a problemas recientes
Uno de los mayores problemas de Juventus esta temporada ha sido la dificultad para cerrar partidos, especialmente contra equipos más débiles o en peligro de descenso. Basta con recordar el último encuentro en Turín contra el Venezia: no lograron rematar al equipo en el lugar 20 de la tabla, y casi les cuesta caro, con solo un penalti en el tiempo de descuento de Vlahovic salvándolos de su primera derrota de la temporada.
Aunque no todos los partidos contra equipos de la parte baja de la tabla serán como este, este encuentro fue un cambio muy bienvenido. Poner a un rival contra las cuerdas y conseguir una victoria cómoda es justo lo que Thiago Motta quiere ver más a menudo de su equipo. Y que realmente lo hayan logrado en esta ocasión es una señal positiva.
Un paso en la dirección correcta
Como muchos dijeron la semana pasada tras la victoria sobre el Manchester City: es solo un partido, pero ojalá sea algo que ocurra con más frecuencia en el futuro. Es un pequeño paso, y sabemos que este fin de semana espera otro rival en problemas de descenso en la Serie A. Sin embargo, este partido debería servir como una herramienta útil para mostrarle al equipo de Motta que pueden (y deben) hacerlo más seguido.